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Mostrando entradas de abril, 2015

It was the way she touched me

It was the way she touched me. On the back of my neck, right where the hair starts to fade. The left side of my unshaved face, when she woke up, her head on my chest and a smile on that little mouth of hers. Over the knee, only when we sat next to each other. In between the nose and the upper lip, tracing with a finger my perfect Cupid's bow, as she used to say. And the hair, oh my God, the hair. Her little fingers gently running through my hair, from the back up to the forehead, from the scalp all the way to the tips, and then from the start again.

El nombre

Y cuando lo llamaba por su nombre se le encogía el corazón, se le revolvía el estómago allá adentro, escondido en lo profundo de sus entrañas. Le hervía la sangre que subía y bajaba a las corridas, saltábase uno o dos latidos su corazón enloquecido, se le entumecía el cerebro. Tenía escalofríos, los pelitos de la nuca de punta y la piel de gallina hasta los dedos. Su nombre surgía de repente en el silencio, en la oscuridad, entre las paredes heladas, las puertas cerradas y las ventanas chirriantes. Enmudecía a la lluvia, al viento, a los árboles susurrantes allá afuera. Surgía de repente, sin nada que lo anticipase, pero aun así él sabía que empezaba latiendo en la penumbra de su vientre chiquitito, subía arrastrándose por debajo de su piel de muñequita, le atravesaba el pecho como una aguja encendida, le rodeaba la garganta como dedos finitos y largos quitándole de a poquito el aire, y llegaba hasta lo húmedo de su boquita cerrada, donde se le arrastraba por la lengua de melocotón,