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Mostrando entradas de junio, 2011

Gracing your skin

Vio una foto y se sintió estremecer. Vio la foto y quiso ser ella quien estuviera plasmada en esos blancos y negros, en los claros y los oscuros. Fijó los ojitos en la foto resplandeciente ante su nariz respingada y se puso a hablar con él. Parloteaba, haciendo ademanes con sus manecitas blancas, sonriendo y frunciendo el ceño de a intervalos, soltando risotadas y haciendo pucheros graciosos; todo para agradarle, para hacerlo quedarse. Las órbitas de sus ojos grandes casi ni se apagaban, para no dejar en la oscuridad aquel momento congelado en papel, un papel tan amarillo como las manchas de humedad en las sábanas sucias que ya nadie se molestaba en lavar, pero no se atrevía a clavar sus ojos en ese acompañante, en su ropa, en su aroma, en los labios que se movían al compás de sus propios latidos. Después de un rato, mientras las cortinas ondeaban en el anaranjado del atardecer, se dio cuenta de que había demasiado ruido, de que él no se callaba, ella tampoco, y no se escuchaba nada