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Mostrando entradas de julio, 2014

Cómo tocan sus manos

  Estaba sentada, acostada, tirada, de pie, de cabeza. No sabía. No importaba.   Tenía los ojitos cerrados, las petañas arrebujadas, enrredadas, con el maquillaje de ayer arremolinado a su alrededor, y apretaba los párpados, los labios secos.   En su cabecita soñadora ella flotaba, sus bracitos blancos caían hacia abajo, sus lunares aferrándose para no caer, lo dedos de sus pies bailaban en el aire, su cabellos eran remolinos que giraban hacia todos lados, su piel brillaba en la oscuridad.   Todo era vacío ahí afuera. Sin embargo, por dentro tenía un torrente de llamas que la recorría de pies a cabeza, un caos completo que le desordenaba la cabeza y le enredaba las entrañas, un universo entero a punto de explotarle en medio del pecho. Le latían los oídos, su corazón galopaba frenético, le hervía la piel, le zumbaba la cabeza, estaba envuelta en escalofríos.   Y todo en lo que podía pensar era en sus manos. Quería saber cómo tocaban sus manos, a qué sabía su boca, a qué olía