Con vos quiero todo. Cualquier cosa. Lo que sea, mientras sea con vos, mientras venga de vos y esté yo ahí para atajarlo.
Sí, quiero ser yo a la que tus ojitos recorran de arriba abajo. Quiero que tus manos me desnuden íntegra, que te tomes todo el tiempo del mundo y me explores de los pies a la cabeza ida y vuelta mil veces. Quiero tenerte tan cerca como para que seas una fiesta para todos y cada uno de mis sentidos, me los adormezcas y me los despiertes con las manos, con la boca, con el mero sonido de tu respiración.
Quiero gastarme las manos en vos de acariciarte desde así de cerquita, quiero que no quede uno solo de mis lunares sin contar, sin una caricia de alguno de tus deditos, sin un beso de esos que aun sin probar sé que son capaces de arrancarme la razón de un soplido. Quiero que tengas las manos abiertas y listas para atraparme cuando caiga derretida, entregada. Porque si es con vos, cierro los ojos, bajo los brazos, me callo la boca.
Y que la cama nos encuentre así, que demos vuelta hasta las sábanas, que se aclare el cielo y nos vea el sol sin que hayamos cerrado los ojos una sola vez.
Con vos quiero todo. Y todo es tanto, que también quiero quedarme dormida de a poquito sobre los latidos en tu pecho y despertarme enredada en vos, de vos, con vos. Quiero abrazos infinitos que vuelvan invisible el alrededor, que me den una vuelta en el aire, que mantengan juntos todos mis pedacitos. Quiero besos en la frente y manos entre el cabello. Quiero un huequito a tu lado en el sofá, quiero un pedacito de tu almohada, un lado de tu cama, una puntita de la sábana. Quiero tu mano en mi mano y que me lleves a donde todo vuelva a empezar.
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