Una madrugada, abrumada y aburrida, decidí volcar mis porque sí al gótico de palabras que mi inconsciente me va dictando~
Caminando por un sendero destruido, sintiendo el mundo derrumbarse a sus pies, dejando que murieran bajo la sordera de sus oídos los murmullos que pedían auxilio, su cabellera se entregaba al enriedo y el alboroto del viento desesperado que se colaba entre sus piernas, que hacía bailar su vestido. Sus zapatitos negros brillaban bajo la mugre, y su rizada cabellera de un rojo fantasía era una llamarada que se evaporaba en el vacío de aquella ciudad pelada.
La nena de los bucles de fuego, del vestidito sucio, de los zapatitos sucios que le quedaban chicos, la nena que ya no era tan nena, lleva a todos lados su nariz de caramelo, sus mejillas coloradas, sus manitos desnudas y sus piernas largas. Temblando de frío, dejaba que el terciopelo renegrido de su piel pálida, antes rozagante como primavera en flor, se sacudiera con los sismos del mundo de los vivos.
Dejó atrás la mansión que se venía abajo, las alfombras persas deshilachadas, los sillones bordados en oro y esclavitud, las camas con doseles astillados, los ventanales opacos, los vitreaux abollados, los tapados apolillados y las frutas marchitas, para salir a andar por los senderos de una vida que se caía a pedazos, como un rompecabezas desarmado y armado a medias guardado en el placard, como una cascada, un alud de pobreza y muerte que se derretía bajo los brazos de la indiferencia.
Pero a ella qué le importaba, si no conocía a ninguno de los que la miraban pasar.
Arrastrándose cuesta abajo, dejándose caer por la colina del abandono, tironeando de los mechones de cabello que cubrían con despecho sus ojos anegados en maquillaje de segunda, llevó sus pasitos de nena inocente, de nena no tan nena, muy lejos de allí, esperando cualquier cosa menos más de lo mismo.
Con la ilusión a flor de piel, su vestidito flotante, sus zapatos sucios, sus pestañas enmarañadas, sus rizos de fantasía, acarreó consigo la indiferencia con que regaba las plantas que desde abajo observaban su caminar, y les dio de comer a las bocas que se abrían ante ella. Con el ego abierto como manzana partida al medio, con las lagrañas colgando de su mirada en seducción mode-on, se fue y no volteó.
Pero a ella qué le importaba, si no conocía a ninguno de los que la miraban pasar.
Arrastrándose cuesta abajo, dejándose caer por la colina del abandono, tironeando de los mechones de cabello que cubrían con despecho sus ojos anegados en maquillaje de segunda, llevó sus pasitos de nena inocente, de nena no tan nena, muy lejos de allí, esperando cualquier cosa menos más de lo mismo.
Con la ilusión a flor de piel, su vestidito flotante, sus zapatos sucios, sus pestañas enmarañadas, sus rizos de fantasía, acarreó consigo la indiferencia con que regaba las plantas que desde abajo observaban su caminar, y les dio de comer a las bocas que se abrían ante ella. Con el ego abierto como manzana partida al medio, con las lagrañas colgando de su mirada en seducción mode-on, se fue y no volteó.
Son las 5, y a esta hora puedo darme el lujo de decir que escribo. Lástima que no tenga que ser esto lo que debería que estar aflorando de mi cabecita~ :3
Comentarios
Te comento en éste porque no soy del D jaja. Me gusta mucho tu blog, y si me deja te sigo, ya que a veces tengo el mismo drama. Sino te agrego a mi barrita de blogs que sigo, te agrego por url y apareces siempre ahi al costadito del blog (:
Me encantó leerte, tengo muchísimos ensayos, delires y divagues. Uno similar al de "¿Qué querés que haga con dos pesos?" si los encuentro hago un blog y los subo de a poco. Realmente son muchos, je.
Espero seguir leyéndote y que pases un lindo Día de la Amistad con los tuyos.
Beso :)
Indigoh~.
Igualmente son muy pocas las fotos que subo, uso más mi galería para mis ilustraciones. Chusmeá si querés :)
Un beso.